domingo, 7 de septiembre de 2008

Azul Prusia.

¿Qué pasa cuando lo que te hace sentir importante acaba por ser lo que más te subestima?
¿Qué ocurre cuando se desvanece todo lo que creías que no acabaría nunca?

Lo único que tenía claro por entonces era que había encontrado un sitio en el mundo donde me sentía protegida.
Y había que luchar para que siempre pudiera querer llamarla o verla aunque fuera por un tiempo diminuto.
Y daba igual lo que hiciera o dijera, porque siempre acababa siendo mi amiga. La amiga.

Había otras amigas, pero no eran ella. Porque ella era la única a la que creía que nunca podría perder.
Y mira tú por dónde.. que ha sido la primera.

Y, simultáneamente, mientras dejaba que se perdiera todo lo que habíamos cuidado tanto, pensaba que, por primera vez, hacía lo que quería.
Lo que quería yo y no ella.
Porque no queríamos la misma cosa.
Ni siquiera queríamos a la misma persona. Aunque ahora pueda parecerlo.

Pero ella no quiere nada. Ni a nadie.
Ella vive para que la quieran y para que vayan a suplicarle perdón por algo en lo que el damnificado no es sino la otra parte.

La he defendido siempre. Siempre había excusas para ella.
Porque ella era la mejor de las mejores.

La que siempre estaría ahí, pasara lo que pasara, año tras año.
Y, cuando tuviéramos noventa años seguiríamos recordando aquella noche en la que lloré tanto en ese hotel porque le hablaba de él, y ella me mentía.

O cuando nos sentábamos en el Espolón, en invierno, de madrugada, y le hablaba de él, y ella me mentía.

O cuando estuvimos en Londres, y le hablaba de él... y ella me mentía.

Pero ni aún así, ni con todo el odio que te quiero tener, puedo odiarte.
Porque, pese a todo, durante más de un año, has sido la mejor amiga que yo creía que podía tener nadie.


¡Qué equivocada estaba!
Cuando os veo a vosotras, a la que se pinta de Azul Prusia la cara, y la que sube las fotos de carnet en comuna al tuenti, la que pinta al óleo un cuadro que parece una tarta de boda (o de mora) y la que crea perros superdotados de cinco patas y cebollas melocotoneras... entonces es cuando me doy cuenta de todo.
Que no sé bien lo que es, pero es todo, al fin y al cabo.

2 comentarios:

rottenclementine dijo...

La chica que se pinta l acara de Azul Prusia quiere abrazar muy muy muy muy fuerte a la chica de la risa del vodka. Y comer sangüiches con ella jajajajajaja

Green Peach dijo...

Y la chica de que dibuja perros superdotados y melocotenes cebolleros (que no al revés) quiere espachurruciar a la chica que se pinta la cara de azul prusia y a la chica de la risa de voTka. Abrazarlas en comuna y con un poco de suerte espanzarrarlas y que salten en trocitos para que se reproduzcan por ahí, cual semilla de abuelito, que se reproduce por esporas.

Eh, os quiero, a las dos.




=]


-ckogojdl-