martes, 8 de mayo de 2012

Séptimo movimiento: The teenage queen, the loaded gun

Posible fenómeno de coherencia cuántica.

Recuerdo gastar todo mi dinero, tirarlo por la calle, salir corriendo, volver a casa, mirar mis ojeras y querer hacer de todo menos pensar.
Recuerdo cómo retumbaba aquella canción en la habitación y cómo se empapaban las paredes del baño con el vaho del agua caliente que me quemaba la piel.
No recuerdo exactamente si estaba contenta o triste. No recuerdo nada. Pero sé que cogí aire profundamente, como si se fuera a acabar, cerré los ojos y me sumergí para no enterarme de que estaba llorando.
Las lágrimas se mezclaron con el agua en aquella bañera, la canción seguía sonando y yo esperaba ponerme guapa para ti.
No sé cuánto tiempo estuve debajo del agua. Puede que menos que mucho. Pero fue mucho más que poco.
Después del primer golpe, todos fueron seguidos. Y me fui durmiendo para no enterarme. Solo que, en vez de ahogarme yo, lo hiciste tú.

martes, 13 de marzo de 2012

Sexto movimiento: A broken wrist and a big trapeze

Posible fenómeno de coherencia cuántica.

Básicamente, todo en la vida se resume en que para cada cosa buena, existe una cosa mala, pero que para una cosa mala no necesariamente tiene que haber otra positiva.

Partiendo de esa base, y si no la olvidamos nunca, aprenderemos a comernos la mierda con embudo o, dicho de una manera mucho más sutil, a alegrarnos de no haber venido.

martes, 6 de marzo de 2012

Quinto movimiento: The subtle kiss that no one sees

Posible fenómeno de coherencia cuántica.

Sophie estuvo esperando durante treinta minutos en la cafetería. Miraba cómo se movían las manecillas de su reloj y cuando el minutero se desplazaba, volvía a sacar el espejito negro de su neceser, se miraba los ojos, tan tristes como siempre, y los labios, más rojos que nunca.

Supo que él no iba a venir, lo había sabido siempre.

Cuarenta y ocho horas recibió la llamada. Seguía con la misma ropa, y los mismos ojos tristes, arrinconada en su sofá envuelta en humo y alcohol. Fue entonces cuando tuvo la certeza de que ella había muerto el día que sacó de la casa de Alex la última caja con ropa. Él tardó dos años más en morir. En la misma bañera en la que se ducharon juntos tantas veces y de la que él le había jurado que no habría querido salir hasta que el Sol se apagara en una de las cartas que quemó cuando firmó la sentencia de ambos.

lunes, 13 de febrero de 2012

Cuarto movimiento: The Promised Land

Posible fenómeno de coherencia cuántica.


Deseo fervientemente que, a estas alturas de la vida, lo de 'estamos hechos el uno para el otro' sea un mito de conocimiento público.


A veces me pregunto dónde he dejado las ruinas a las que me agarraba tan firmemente antes de que se produjera la explosión.

Las cosas que nos gustan, como el olor a suavizante en la ropa recién lavada, se esfuman en unas horas. Es el encanto que tiene(s).

Los finales abiertos no son finales, los finales felices no son finales reales, y el resto de finales me los he quedado todos.


sábado, 11 de febrero de 2012

Tercer movimiento: The restless heart.

Posible fenómeno de coherencia cuántica.

Seguramente, la palabra más triste del mundo, por todo lo que conlleva, sea 'compasión'.
Ese término no existe, en realidad: quien está mejor que tú lo usará por pena. Y quien esté peor, no se acordará de que existe.

La compasión es un fenómeno transitorio. Como el odio, o el amor.
Puedes creer firmemente en cualquiera de los tres conceptos o puedes acabar como yo, escribiendo borracha en la cama: la situación es la misma. En el castellano hay palabras tan intangibles como inexplicables en la vida práctica.

¿Sabes qué? No perteneces a ninguna canción que yo haya escuchado nunca, seguramente no recuerde cómo caminas, y me resulta verdaderamente complicado el elaborar una frase que me recuerde solamente a ti.

Pero, según tengo entendido, puedo describirte en dos líneas mejor que cualquier otra persona del planeta que yo conozca. Lo que me hace resultar entrañable para el resto y soberanamente imbécil para mí.

En cualquier caso, eres la única persona cuyo olor no me recuerda a nadie. A nadie más que a ti.
No. Eso es mentira. Pero tu olor me gusta más que el resto de olores inconfundibles. Como el del café recién hecho.

¿Eso también es importante, verdad?

domingo, 5 de febrero de 2012

Segundo movimiento: The honest man

Posible fenómeno de coherencia cuántica.

Al principio de los tiempos, sólo había un punto en el infinito. Luego la miopía fue aumentando y ese punto se fue haciendo más y más grande, y más borroso.
Donde antes había palabras ahora sólo hay una mancha negra sobre fondo blanco.

A mí no me han dicho 'ven', pero lo han dejado todo.


Primer movimiento: The good old days

Posible fenómeno de coherencia cuántica.

Una vez alguien me dijo que en mi vida siempre serían útiles dos frases: 'a la mierda' y 'que les jodan'. Hasta cierto punto, esto es una obviedad, y desde otra perspectiva, las palabras de un niñato a quien te gusta creer. En realidad, fue una mezcla de las dos.

Pero la anterior opción, la de no hacer nada, la de la teoría hipodérmica versión personal, ser la audiencia pasiva de tu película de bajo presupuesto, tampoco había funcionado.

A partir de ese momento, y desde ese momento han pasado muchos otros, me he guiado por las dos premisas anteriores. Relativamente.

Y de repente, un día abrí la puerta y, para cuando quise darme cuenta, se me habían escapado por la rendija las frases, las teorías y la mierda de configuración neuronal con la que tenía previsto pasar el resto de mis días.

Ser valiente, en realidad, es una opción cobarde. La opción que elige quien tiene miedo de esperar.