Deseo fervientemente que, a estas alturas de la vida, lo de 'estamos hechos el uno para el otro' sea un mito de conocimiento público.
A veces me pregunto dónde he dejado las ruinas a las que me agarraba tan firmemente antes de que se produjera la explosión.
Las cosas que nos gustan, como el olor a suavizante en la ropa recién lavada, se esfuman en unas horas. Es el encanto que tiene(s).
Los finales abiertos no son finales, los finales felices no son finales reales, y el resto de finales me los he quedado todos.
1 comentario:
De hecho, ni siquiera creo que existan finales. Solo puntos y aparte.
El único final (por muy tétrico que suene) es la muerte, que es cuando ya sabes que no puedes hacer nada más. Y ni incluso ella a veces resulta ser el final. Al menos no para los demás.
Publicar un comentario