lunes, 17 de agosto de 2009

Una de las últimas.


El error está en decir que será la última vez que piensas hacer algo:

La última calada al último cigarro.

El último sorbo al último cubata.

La última lágrima por el último hombre al que piensas querer, y así sucesivamente.


En el momento, en ese momento, te parece lo más sencillo del mundo: tirar el cigarro al suelo, echar el humo que no se han tragado tus pulmones cada vez más negros, pisar la colilla y mirar como la ceniza, tus últimas cenizas antes de la incineración, se impragnan entre el dibujo de los adoquines; apurar el trago, exprimir los hielos, dejar el vaso en la barra, y pensar que con ése último ya te entrarán todas las ganas de reír que se llevó la penúltima lágrima (no seas tan ilusa de creer que el resto se habían secado) que secaste con tu mano en tu mejilla derecha un milisegundo antes de que él te desubriera esperándole en silencio.


Y en ese momento, justo en ése, te ves capaz de todo, de decirlo, de gritarlo, de inventar ideas y planes descabellados que te parecen fabulosos.

Entonces, justo entonces, pasa algo.

Te das cuenta de que lo que tú quieres quizá no es lo que nadie espera.


¿Quién quiere esperar?

¿Quién quiere esperarme?


Y aquí estoy, en una de las últimas veces que lo pienso y no lo digo, que lo digo y no se nota, que se nota y no lo entiendo.


Que si pudiera elegir otro vicio diferente, créeme que lo haría.

Pero ya sabes cómo van estas cosas, y el primer paso es reconocer la adicción.


Llevaba razón: Eres perjudicial.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay tantas vicios en esta vida, aparte del tabaco, los porros y el alcohol... por desgracia existen mas.
Me acuerdo de ti, me voy lejos.
Sonríe :)
Siento el ostion ayer en tu pantorrilla jaja

rottenclementine dijo...

Llevaba razón..
No sabes cuántas veces he deseado, esperado e incluso creído que pudiera funcionar.
Pero aquí no se sabe nunca nada de absolutamente NADA.
Moriremos con tantas dudas como cosas creamos saber.




Flipas, palabra de verificación:

-hedor-