martes, 12 de enero de 2010

Por Favor...


Hola, me llamo Laura y tengo un don especial para enamorarme de lo que no me conviene.
Y el uso del verbo enamorar es especialmente verídico en este caso.

La gente se enamora, digamos. Se enamora de una cara, de un cuerpo, de una vida.
Yo me enamoro de lo incorrecto, de lo psicótico y de lo prohibido. Me enamoro de una cara porque detrás, dentro del cráneo, hay un cerebro que me vuelve loca.
Y el uso del verbo enamorar es especialmente verídico en este caso.

La gente tiene prioridades, digamos. Prioriza su vida ante la del resto, la de la gente que le quiere, la de todas las personas que darían algo por verle tan feliz que sólo fuera una sonrisa gigante que contagiara a los demás como un virus benigno.
Yo priorizo de pena. Doy más valor a lo tuyo, a lo suyo, que a lo mío. En el fondo, mi forma de preferir lo del resto a lo mío, es algo innato. Estoy enamorada, aunque sólo sea a ratos, de la forma que tengo de demostrar al mundo y sobre todo a mí, lo patéticamente desgraciada que puedo ser comportándome de esa manera. Y por eso, a veces, me quiero querer.
Y el uso del verbo enamorar ya no es tan literal como antes.

A todos se nos ha pasado por la cabeza, al menos una vez, el querer hacer una locura. Una locura que no es tan locura, pero que es lo que necesitamos para que el pecho deje de doler, para que se vaya la presión que ejerce la gravedad en nuestras lágrimas para que caigan.

No tengo ni tiempo ni ganas. Bueno, siendo sincera, tiempo tengo bastante, todo el que no dedico a memorizar las diferentes formas que tendría de matarte y que no me condenaran. Pero no tengo ganas. Que no, que no, que ganas tengo, créeme, pero es como volver al bucle. Estoy enamorada de mi bucle, tanto que no lo puedo dejar.
Y esto sí que es total y plenamente verídico.

Mi bucle cambió de repente, hace varios diecinueves. Así, de forma natural, como pasan las cosas bonitas, supongo. Me gusta mi bucle. Girar en él, volverme loca, querer odiarlo, querer incluso salir.
Y no poder.

Quizá sólo pretendía que tuvieras un poco de caridad. Por aquello de hacer la buena obra del día, ya sabes. Que no quiero nada, que no.
Que no sé cómo lo hago, pero en el maldito centro del maldito bucle, siempre te encuentro sentado en el mismo banco.


Y por acabar el bucle, me marcho saludando:

Hola, me llamo Laura y tengo un don especial para enamorarme de lo que no me conviene.

Y el uso del verbo enamorar es especialmente verídico en este caso.

4 comentarios:

rottenclementine dijo...

Lo que yo pensaba, y sin mala intención: que en el fondo te gusta estar así. O que te has acostumbrado y no puedes dejarlo.. O no quieres. O no quieres poder. O no crees poder. O no crees querer poder. O no quieres creer poder. O lo que sea.

A pesar de todo, y aunque me gustaría poder cambiarlo, no dejas de estar así y eso solo depende de ti.

Ni siquiera quiero cambiarlo. Lo unico que quiero es que tu quieras cambiarlo. Con eso me conformo, porque sé que con eso sobra.

Siempre intento ayudarte hasta que me agotas el todo y desisto, y es entonces cuando incluso te odio un poquito.. O no tan poquito.
Ya sabes como va esto.
Pero en el fondo nunca dejo de quererte y lo sabes.
Vuelvo a la carga y a veces parece que sirve de algo, aunque luego vea que no ha servido de ¿casi? nada.

Sé que un día saldrás de éste tu horrible bucle. Nunca dejarás de estar en un bucle, nadie se libra nunca de los buvles, pero los hay menos dañinos, solo hay que aprender a manejarse.

Aunque esto no vaya a servir de ¿casi? nada, yo no dejo de intentarlo. Por eso termino con un enorme TE QUIERO, para que la ultima cosa que te haga llorar en este comentario sea ese gran

T E Q U I E R O.

Anónimo dijo...

Yo ya hable de esto contig.De todas formas estoy completamente de acuerdo con lo que ha dicho Ana.
Y que sepas que aunque no te lo diga, cuenta conmigo siempre :)

Anónimo dijo...

Quiero ver mas cosas!! escribe muchachita escribe!;)

Clara Gómez Alcázar dijo...

Digan cuanto digamos los de 'afuera', tú eres el poder.