miércoles, 16 de junio de 2010

Botas para pisar charcos.

Estoy completamente enamorada de ti, completo desconocido. De tu música cuando te mueves, y de tu sonrisa cuando tienes cara de que me quieres matar.
Suena de fondo una canción muy bonita con la que podría llorar hora tras hora hasta quedarme seca.
Lo hago de vez en cuando, siempre que pienso que estoy segura de que no querrás venir a salvarme ni te compadecerás de mí. Pero te quiero, completo desconocido.
Te quise aquel día, y desde entonces, pues bueno, digamos que sobrevivo (survive).
Pienso cada día en cosas aún más grotescas, tétricas y desconcertantes (paranoia?), pero no se las cuento a nadie. Ni siquiera a ti, completo desconocido.
Lo único que me queda es... No sé lo que es.
Sé que no envidio este día, sino aquél. Y eso es lo que lloro. Porque, completo desconocido, lloro. Poco, eso sí.
No vaya a ser que cojas tu chaqueta, te des media vuelta y vengas a mi casa para que salga por la puerta. Contigo.
No.

No hay comentarios: