martes, 16 de noviembre de 2010

Cosas que hacer cuando tendrías que estar estudiando.

Siente la presión en el pecho. El latido fuerte, contundente, inconfundible de cuando ves venir el abismo, o mejor, de cuando sabes que estás cerca y que no tienes posibilidad de parar.

Siente el sudor frío en tu espalda, en tus manos, en tu frente y reza por quedarte sin gasolina en el último segundo.

Siente el calor del momento, tu vida en imágenes en blanco y negro y a toda velocidad pasando por tu mente como un documental epiléptico.

Siente que estás soñando, aún. Y que lo siguiente no será sueño, ni pesadilla. No será nada.

Siente que ardes por dentro antes de arder por fuera, y que por un instante te dé igual quemarte.

Siente presión en tus venas, por la sangre que corre veloz para buscar la salida que tú no encuentras.

Siente el rugido de un motor, de tu motor, a punto de explotar, sabiendo que va a hacerlo y que no hay retorno.

Siente (lamenta) no tener palanca de marcha atrás, ni freno, ni botón de 'stop', ni una mano que, mientras vuelas, saltas por los aires, levitas, flotas, te caes y te hundes, te vaya a salvar.

Siente (y lamenta) que no vaya a haber nadie que recoja los cachitos de cráneo cuando caigas, hasta en el olvido.

1 comentario:

ewa ewa! dijo...

Siempre hay alguien que recoge los pedacitos de cerebro. Siempre. (Y no, no me refiero a Lifen)

Asteriscosamente pa ti :) que mañana...mañana promete a partir de las 12. sísísí