jueves, 10 de marzo de 2011

Línea 1.

‘Después de todo, esto no está mal’.

Metí la vergüenza dentro del bolso antes de salir de fiesta. Con un poco de suerte, a la mañana siguiente no recordaría nada. Pero no fue así. Y tengo guardados en un rincón de la memoria tus pasos acelerados pisando la lluvia esa madrugada, la sangre en tus manos después de golpear la pared, las lágrimas en nuestras mejillas, y la tristeza en mi rostro, para guardarla en el bolsillo del pantalón la próxima vez que me fuera de bares.

Hace mucho tiempo comprendí que nunca me comprendería y que por más que guarde en recovecos tus pupilas mirándome desde el fondo de aquel antro maloliente, siempre encuentran la forma de soltar la cremallera y abrirme en canal.
Nunca hemos sangrado tanto, ni tan poco. Y la culpa es mía, porque elegí la llave del diario en vez de la puerta blindada que me recomendó el constructor.

Mañana, sin falta, me compro un bolso más grande. Después de todo, esto no está mal.

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