-¿Cómo es tu alma por dentro?
-¿Y cómo se supone que es un alma convencional?
-Pues… yo qué sé. Sólo quiero saber cómo es la tuya.
-Gris. Hoy gris oscura.
-¿Casi negra?
-Sí.
Nunca he querido que te culparas por odiarte, ni que me culparas por quererme tanto. O quizá sea al revés. Más aún: quizá no se entienda, que es de lo que se trata.
Mañana volveremos a Picadilly, pero de eso ya nadie se acuerda. Fue hace demasiado tiempo, y tenemos la muy buena costumbre de olvidar, por norma general. Y volverás a perder la vergüenza, y el tiempo, sobre todo el tiempo, mirando al chico de ojos verdes en la parada del metro. Volverá a sonar The Vines mientras te aferras a la barra para no caer entre los ejecutivos que corren para llegar a tiempo a fichar en el trabajo.
Lo tuviste a un palmo de distancia, quizá menos, pero siempre es más prudente esperar a que cambie el semáforo a cruzar cuando está parpadeando, porque eres de las que se pisan un cordón, caen al suelo y mueren atropelladas en angustia y disgusto, por cualquier cochazo en forma de hombre encantador.
Los de urgencias comienzan a pensar que eres una suicida, porque tres atropellos en un año son… demasiados, por así decirlo.
3 comentarios:
Siempre he preferido cruzar en rojo.
Dame la mano mientras cruzamos. En rojo, en verde, parpadeando, con paso de cenbra o sin él. Da igual, pero Turner, tú dame la mano, bien fuerte.
Pero tu... que clase de agujas prefieres?
y la lana? porque yo estoy usando la Romney Marsh, pero me quiero hacer una bufanda y resulta imposible... ¿que recomiendas?
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